• Thomas Hardy LOS HABITANTES DEL BOSQUE y CUENTOS COMPLETOS
  • Autor Thomas Hardy
  • Editorial Ed. Impedimenta, Madrid, 2012 y Alba Editorial, Barcelona, 2013
  • Traductor Roberto Frías
  • Traductor Trad. de "Cuentos Completos" Catalina Martínez Muñoz, Javier Marías, Carlos Mayor, José Luis López Muñoz y Marta Salís.
  • nº páginas 456 y 960

Thomas Hardy LOS HABITANTES DEL BOSQUE y CUENTOS COMPLETOS

17/9/2014 - JOSÉ MARÍA GUELBENZU

Thomas Hardy, uno de los más grandes escritores en lengua inglesa, nació en 1840 en la región de Dorset, al suroeste de Inglaterra, que él convertiría en el condado imaginario de Wessex (nombre de un antiguo reino sajón de los siglos VI al X), en el que desarrolla la mayor parte de sus narraciones. Hardy era hijo de un maestro albañil y su extracción social no le permitió cumplir su ambición de ingresar en la Universidad de Cambridge, por lo que se fue abriendo camino paso a paso desde su primera novela Remedios desesperados hasta alcanzar el éxito con Lejos del mundanal ruido y con la publicación de El alcalde de Casterbridge en 1886 su fama y prestigio quedaron asentados. La novela que siguió a esta última es Los habitantes del bosque. En ella se produce un cambio en su escritura narrativa de considerable importancia, pues las que hasta entonces eran historias dramáticas con un final razonablemente feliz se convierten con ésta –y, sobre todo, con Tess, la de los D´Ubervilles y Jude el oscuro- en historias de corte trágico, tan duras y críticas que causaron adversa recepción y escándalo, y le empujaron a abandonar la narrativa, convirtiéndose entonces en uno de los mayores poetas ingleses, hazaña insuperada por cualquier otro coetáneo.

Los habitantes del bosque no es susceptible de escándalo; al contrario, es una novela en la que el amor por la Naturaleza y la ternura en la creación de personajes hace pensar en un Hardy recreando un lugar que amaba y una gente por la que siente un afecto especial: el mundo de los campesinos habitantes del bosque. Pero es cierto que en ella aparece por primera vez la idea de voluntad inmanente que procede de Schopenhauer, ese ciego determinismo que conduce las vidas a un fin para el que están predeterminadas y que dará lugar a la visión pesimista de la existencia que escandalizó a sus lectores tanto como la libertad de crítica y de costumbres que contienen sus novelas posteriores. En Los habitantes… está ya todo ello, aunque en forma enunciada: “Me parece –dice Marty South ante unos pinos jóvenes agitados por el viento- que suspiran porque están apenados de tener que comenzar la vida en serio, así como lo estamos nosotros”. Todos los personajes principales de esta minúscula y escondida aldea van a enfrentarse a problemas que los zarandean severamente aunque no los arrojan a un destino aciago sino que les hacen sufrir melodramáticamente, con la excepción de Mary South y Giles Winterbourne que son, en verdad, la representación genuina de la relación entre Vida y Naturaleza donde se levanta el reino de las leyes naturales que determinan el hado implacable.

Hardy no se priva de hacer reflexiones de orden filosófico en el curso de su narración, reflexiones sobre la condición humana que, sin embargo, hallan todo su sentido en la acción misma de la escritura. Los habitantes del bosque, inédita en español hasta ahora, es el gozne sobre el que gira la puerta que abrirá su narrativa a una progresiva oscuridad vital, acorde con lo oscuro de la existencia; pero es también una maravillosa celebración de la naturaleza, de los sentimientos y las esperanzas humanas, una creación de personajes construída con una sutil mezcla de rigor y sugerencia que hace desear que el libro no acabe nunca. Y es un delicado melodrama cuyo último y amargo trago lo eleva a la sublime, pero aquí humilde, categoría de los grandes amores truncados.

Los Cuentos de Hardy, por contra, no parecen presentar el pesimismo de sus grandes novelas. Incluso los títulos de las colecciones en los que los recogió invitan a ello: “Las pequeñas ironía de la vida” o “Un grupo de nobles damas” no son títulos que hagan pensar en situaciones altamente dramáticas; y no lo son, en verdad, sino que están más cerca de sugerir historias curiosas e ingeniosas para entretener a los oyentes. Pero se equivoca quien piense que una mayor ligereza está reñida con reflexión. Hardy es él mismo cuando narra con un encanto insuperable y cuando se interna en el lado oscuro de la existencia. Aquí hallaremos historias de “bodas secretas, hijos ilegítimos, aventuras furtivas y muchos errores impulsivos que sólo se reconocerán con el paso del tiempo” (así las presenta uno de sus editores), pero el sentido de la libertad y del destino continúan presentes. Dramáticas o humorísticas, irónicas o provocadoras, no se apartan de ninguna de las obsesiones y asuntos que viven en sus novelas. Son relatos ambientados en el mundo rural, pero también en el de la ciudad, de finales del siglo XIX. Disponer de estos relatos completos es un logro extraordinario de Alba Editorial y un regalo indispensable para cualquier persona que disfrute de la buena literatura: con ellos se asegura una lectura continuada, duradera y feliz.

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