La peculiaridad de este libro parece más noticiosa que literaria (una escritora madrileña que escribe en inglés y ha sido muy bien acogida por los lectores y críticos norteamericanos) pero, afortunadamente, tras su lectura se confirma que es mucho más literaria que noticiosa.
Dentro de la extraordinaria obra literaria de Henry James, las tres últimas novelas concluidas, la llamada “trilogía final”, son consideradas unánimemente las tres obras maestras que coronan la obra del gran escritor.
Este breve volumen de cuentos no tiene desperdicio. Es también engañoso porque su aspecto hace pensar al lector que es una literatura sencilla, sin complicaciones; sencilla sí es, pero complicaciones las tiene todas.
En estos tiempos en que no abunda la literatura de ficción y sí el afán por contar la propia vida, encontrarse uno con una novela dotada de tanta imaginación, fuerza expresiva, vigor narrativo y ambición como La calle es pura felicidad literaria para el lector.
Viene siendo moneda corriente en la novela actual la intriga basada en la desaparición de niños y adolescentes raptados por criminales o personas psicológicamente inestables.
Graham Swift es uno de esos autores que siempre fuerzan el límite de su propia escritura y trabajan con verdadero riesgo la estructura de sus historias. No le basta con aciertos tan notables como los de “Últimos tragos” o su soberbia “Los domingos de las madres”.
Todo parece indicar, tras la lectura de este libro, que a Pauls Auster le ha dado un arrebato por la figura y la obra de Stephen Crane, uno de los escritores fundacionales de la novela norteamericana y uno de los grandes.