• ESCRIBIR. Ensayos sobre literatura y DE VUELTA DEL MAR
  • Autor Robert Louis Stevenson
  • Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2013 y Reino de Redonda, Madrid, 2013
  • Traductor Amelia Pérez de Villar
  • Traductor Trad. de "De vuelta del mar" Javier Marías
  • nº páginas 448 y 248

Robert Louis Stevenson. ESCRIBIR. Ensayos sobre literatura y DE VUELTA DEL MAR

04/2/2014 - JOSÉ MARÍA GUELBENZU

En este volumen se recogen los ensayos literarios de Robert Louis Stevenson y, como suele ocurrir con los grandes autores que reflexionan sobre su oficio, el resultado no tiene desperdicio. La visión del creador, por lo general nada académica, fluye de modo muy distinto al del rigor y el escrutinio del crítico responsable; él escribe desde dentro de la escritura, incluso cuando habla de otros, lo que le otorga una libertad y una liberalidad que el crítico no suele permitirse: el primero analiza de dentro a fuera; el segundo, de fuera a dentro.

Lo que admira de estos ensayos no es sólo el análisis sostenido en el discurso, de estilo tan noble como el de su escritura literaria, sino su perspicacia como lector. Quien considere a Stevenson un escritor de relatos de aventuras se sorprenderá de la finura de análisis y de los conocimientos literarios del autor; quienes, por el contrario, hayan llegado al fondo de sus narraciones, reconocerán la alta calidad de su pensamiento literario. Stevenson era un estilista incomparable porque sabía ajustar perfectamente lo que quería decir a lo que decía. Pero lo que también aflora en todos estos ensayos es su amor por la literatura. No se puede tener gusto literario si no se siente un verdadero amor por la literatura. Stevenson los tenía en grado sumo.

La primera parte reúne un conjunto de artículos generales. Caballeros de ficción es una admirable consideración sobre el personaje basado en el modo en que se intenta reflejar la figura del caballero en las novelas. Aspectos técnicos del estilo en la literatura resultará duro al lector no especialista, pero es una exhibición de conocimientos sobre el ritmo, el verso y la expresión literaria. En La moralidad del ejercicio de las letras sostiene que la actividad del escritor sea "en primer lugar, honrada y, en segundo lugar, útil, (porque) son cuestiones de honor y de moral" pues, como afirma sin un titubeo, la honradez trascendental es "dar al público lo que no quiere y, sin embargo, esperar que lo apoyen". Apuntes sobre el realismo advierte agudamente sobre los peligros del realismo. Ensayo sobre los sueños es casi un texto de ficción sobre el mundo de los sueños de un contador de historias -él mismo- relatado con un encanto irresistible. La carta a un joven caballero que se propone dedicarse al arte es un ensayo sobre la vocación artística (tan rara como común es la tentación) y en la que la carrera del arte se convierte en una dedicación donde lo más importante es "degustar y registrar experiencias". Y al texto final, Cómo aprendió Stevenson a escribir, de modo autodidacta es un divertidísimo relato autobiográfico.

Además, hay una sección dedicada a autores diversos, con dos estudios ejemplares sobre Dumas y Victor Hugo, un trabajo sobre la naturaleza de la ficción comparando a James con Besant, un visión estricta y valiente de Poe o Whitman, una hermosa lección sobre Verne y otros textos de no menos interesantes autores que culmina con una visión fascinante de su admirado François Villon, al que dedicó un precioso relato donde lo describe y emplea como protagonista: Hospedaje para una noche.

Stevenson era también poeta, pero, hay que decirlo, un poeta menor lo que no desmerece su valor como escritor. Javier Marías ha seleccionado y retraducido una antología de los que considera los poemas más interesantes, también escritos en estilo noble y seleccionados pensando en el lector español; entre ellos hay varios realmente valiosos y vienen encabezados por el que contiene su propio epitafio, quizá el más bello de sus poemas: "Bajo el inmenso y estrellado cielo, /cavad mi fosa y dejadme yacer./ Alegre he vivido y alegre muero, / pero al caer quiero haceros un ruego./ Que pongáis sobre mi tumba este verso: / Aquí yace donde quiso yacer; /de vuelta del mar está el marinero, / de vuelta del monte está el cazador."

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